VIDEO con MI VOZ:
“RASGOS” (relato breve)
Era una mañana de profundo vacío, una más de la cuál ella ansiaba salir.
Fue hasta la ventana de su dormitorio, y apoyando sus codos sobre el aféizar, sujetaba su rostro con las manos.
Cerró los ojos y volvió la cara hacia el sol, disfrutando de la tibieza de la luz que se filtraba a través de sus párpados.
Fue hasta la ventana de su dormitorio, y apoyando sus codos sobre el aféizar, sujetaba su rostro con las manos.
Cerró los ojos y volvió la cara hacia el sol, disfrutando de la tibieza de la luz que se filtraba a través de sus párpados.
Sin saber por qué, vino a su mente un recuerdo, una
imagen... Quiso recordarle, necesitaba saber si se había marchitado toda la
ternura que en otro tiempo sintió al pensar en su figura, y revivir así aquellas
primeras señales del nacimiento de un gran amor, poniéndole el nombre y
apellidos de quien se los provocaba.
Sus rasgos inconfundibles en su mente perduraban:
Esbelto, buena figura y aquellos enormes ojos verdes que
reían cuando la miraban. Su encantadora sonrisa y los hoyuelos que ésta
producía en su atractivo rostro; su pequeña mancha de nacimiento, en forma de
haba, sobre la piel de su hombro izquierdo. Todos sus rasgos, en su memoria
aún anidaban.
Inspiró aire y percibió en la atmósfera un leve aroma a
jazmín y sal.
De pronto, suena el teléfono, el sonido la sacó violentamente
de su ensoñación.
Abrió los ojos y, súbitamente, volvió a la realidad.
La vaciedad volvió a habitar en la habitación y en lo más
profundo de su alma, porque cuando la soledad aprieta, los recuerdos ahogan la
calma.
Sólo fue un instante de dulzor.
Sólo fue un instante de dulzor.
“Y ella sintió que el escaso equilibrio de su vida pudo haber sido quebrado, pero retrocedió a tiempo, del borde del abismo al que el recuerdo... la había empujado”
Geles Calderón
(Enero 2010)
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(Enero 2010)
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